1. Sagitario A*

Nada más que una foto del agujero negro que está en el centro de la Vía Láctea. La difundieron el jueves. Es obra de “un consorcio internacional de astrónomos”, dice Infobae, que mantiene el Telescopio Event Horizon (EHT), ocho radiotelescopios sincronizados, de Hawaii a Groenlandia.
Lo que se ve, dicen, no es el agujero negro en sí, sino “la materia que circula a su alrededor, antes de ser engullida”. En concreto, es “una nube de plasma muy caliente que gira alrededor del agujero negro antes de superar el Horizonte de Eventos, el sitio a partir del cual nada puede volver a salir, ni siquiera la luz, a causa de la fuerte gravedad”. Según el científico francés Frédéric Geth (CNRS), “se ve la silueta del agujero negro sobre un fondo brillante de gas y polvo”.
Algunos datos inasibles: La masa este agujero negro es 4 millones de veces la del Sol. Está a 27.000 años luz de la tierra, 256 mil billones de kilómetros.
Infografía: ¿Qué es un agujero negro?. Todo suena al line up de un festival de géneros musicales en extinción: “Horizonte de sucesos”, “Jets relativistas”. Y por supuesto “Singularidad”, el “punto central de densidad infinita del que nada escapa”. 
“Esta imagen muestra un anillo brillante que rodea la oscuridad, el signo revelador de la sombra del agujero negro”, dijo Feryal Özel, de la Universidad de Arizona. “La luz que escapa del gas caliente que gira alrededor del agujero negro se nos aparece como un anillo brillante. La luz que está demasiado cerca del agujero negro, lo suficientemente cerca como para ser tragada por él, eventualmente cruza su horizonte y deja atrás solo un vacío oscuro en el centro”. Infobae habla de “el agujero negro de nuestra galaxia”. O sea, nuestro agujero negro. En palabras de Özel: “el gigante amable en el centro de nuestra galaxia”. 
Se llama Sagitario A* y se pronuncia «Sagitario A estrella» (dice la Wiki que dice Álex Riveiro) porque está cerca de la constelación de Sagitario, el arquero. Del mito al zodíaco y de ahí a la astronomía: el arquero de un arco que se corre. El famoso centro periférico.
 

2. Stablecoins

“¡El Titanic es inhundible!”. Mientras las redes mostraban la caída de la cotización de las criptomonedas como quien no puede dejar de mirar un choque, me acordé de ese verso.
La N24P06, de febrero de 2021, fue “criptodólares”. Era una traducción libre de “stablecoins”, o “monedas estables”, donde está implícito que la estabilidad está atada al valor del dólar. Las stablecoins se vendían como lo mejor de ambos mundos: la independencia de las cripto de cualquier regulación humana, y la estabilidad de los dólares, lejos de los vaivenes del bitcoin. Una stablecoin = un dólar. En teoría.
Esta semana, la stablecoin UST, asociada a la criptomoneda nativa LUNA, de la blockchain Terra, se desplomó.
“¿No se supone que las stablecoins están respaldadas con otros activos para que no pierdan la paridad con el dólar? La respuesta es sí y no” trata de explicar Gabriel Erard en Hipertextual. “A diferencia de USDT, USDC y Dai, entre otras, UST no está colateralizada con dólares físicos, documentos, u otras criptomonedas. Esto se debe a que se trata de lo que se conoce como una ‘stablecoin algorítmica’”, ilustra. “Para mantener el valor de UST pegado al del dólar, la oferta de Luna aumenta o disminuye según necesidad y se utiliza un sistema de ‘quemado’ para sacar tokens de circulación.”
El 5 de abril, cada LUNA, que respalda a las UST, valía casi 120 dólares. Mientras escribo, la cotización no llega a un centavo. Hay quienes dijeron que alcanzaba paridad con el peso argentino.
El jueves, Terra directamente detuvo su blockchain. Unas horas después, se reinició. Su fundador, Do Kwon, conocido como @stablekwon (“Kwon el estable”), tuiteó “Estoy desconsolado por el dolor que mi invento les ha causado”.
El viernes Binance (N65P01), la plataforma de transacción de criptomonedas más importante del mundo, sacó a LUNA y UST de su cartera. Su fundador, Changpeng Zab, se declaró “muy decepcionado con la forma en que el equipo de Terra manejó (o no manejó) este incidente de UST/LUNA”. Tres horas después, Binance readmitió a estas monedas. Muy estable todo.
 

3. Criptobros

Ante la caída de las criptomonedas se ve a inversores del mundo cripto dándose ánimos mutuamente en redes sociales con un discurso que apela a la épica. “Incluso en los peores momentos, después de perder parte de sus ahorros y de estar en un roller coaster emocional, aún veo miles de Lunatics de todo el mundo con .ust en sus twitters, apoyándose y aguantándola hasta el final”, tuiteaba Marcelo Cavazzoli, CEO de la plataforma Lemon. Me recuerda a este video clásico donde un muchacho, frente a una computadora con todo el equipo necesario, reta a quienes tienen miedo: “Aquí se holdea con cojones. Señores, estamos en el puto mercado más salvaje de la puta historia”. Holdear es aguantar, no vender. O sea, seguir sentadito frente a la computadora. No ir a la guerra. No ir a cosechar algodón. No hacer delivery en bicicleta. Simplemente no vender. Épica. 
Otros cientos o miles de personas salieron a ver el show y reírse de la desgracia ajena. Algunos tuits: “los criptobros sufren? yo soy feliz”. “Los criptobros ya están un paso más cerca de su peor pesadilla: el mercado laboral”. Puntualmente, se ríen de los criptobros, los hermanos del cripto, una palabra que se encuentra en Twitter desde marzo de 2018 (y “cryptobros”, desde 2011). Porque el mundo cripto es mayoritariamente masculino. Como se vio durante el criptobowl (N73P05), incluso es un elemento constitutivo de algún tipo de nueva masculinidad liberalota, un tema de conversación junto a la parrilla, como solía ser el fútbol. Las malas lenguas dicen que las cripto son a los hombres como la astrología a las mujeres: una suerte de superstición tranquilizadora.  
Es un festival de morbo. Las pérdidas fueron reales para miles de personas; los foros de inversores de Luna en Reddit se llenaron de mensajes suicidas, y de líneas de atención al suicida como respuesta. Igual, los chistes siguen. Como el de McDonald’s, que colgó este cartel: “Ey criptobros, estamos contratando”.
 

4. Shitcoins

Hay una versión conspiranoica -o quizás simplemente realista, quién sabe- que dice que la implosión de la stablecoin UST y de Luna no es una consecuencia de su volatilidad intrínseca, sino una maniobra del capital de riesgo. Se ve, por ejemplo, en un hilo de Twitter que comienza así: “¿Por qué cayó $UST y $LUNA? En resumen, Blackrock/Citadel acabaron con ellos. Os explico cómo.” Blackrock y Citadel salieron a desmentir esto, y aseguran que no operan con UST.
Esta no es la única teoría que circula con la idea del “ataque orquestado” desde el sistema bancario. Según recogió CryptoNews, desde hace varios días rondaban en el criptoespacio otros rumores. “Entre ellos, uno que asegura que Fir Tree Capital Management, un fondo de cobertura de USD $4.000 millones, quería vender en corto USDT a principios de este año.”
Más allá de su retórica, muchos criptobros se veían tan desconsolados -y desconcertados- como las víctimas de Cositorto y su estafa piramidal, Generación Zoe. La gran diferencia es que nadie les indujo personalmente a poner su plata en UST.
Me gustó este meme que ilustra una posición: “No invertiste in shitcoins ponzi, son Citadel y Blackrock los responsables”.
O quizás las dos cosas coincidan.
Shitcoins ya era una palabra usada por Infobae en abril de 2021. Así la definía Maximiliano Hinz, Latam Operations Director de Binance: “Es un nombre peyorativo que se le da a las criptomonedas que tienen proyectos que no parecen muy respaldados de entrada, es decir, monedas de alto nivel especulativo”.
 

5. Bola

Un tuit de Luciano Palermo. “En los bares con billar del 1900, cuando entraban jóvenes que podían poner en riesgo el paño, los jugadores expertos le decían al mozo: ‘A estos no les des bola’ (para que no jugaran). De ahí nos vino: ‘No dar bola’.”
Busco confirmación: encuentro esta de Daniel Balmaceda, y esta otra, que además explica el derivado ‘bolilla’: “La frase se generalizó muy pronto para significar una exclusión deliberada. Por sus connotaciones algo incómodas muchos la suavizaron convirtiéndola en no dar bolilla, que alterna con la anterior”.
O sea que no dar bola es no abrir la puerta para ir a jugar. Presumiblemente -si queremos pensar bien- será para evitar daños en la infraestructura.
 

6. Brava

Últimamente (¿desde cuándo?), mis amigas, cuando se felicitan en el chat, se dicen “¡Brava!”. Imagino que no deben ser solo mis amigas. Lo dicen en las mismas situaciones en las que antes nos decíamos “¡Bravo!”. Y claro, la verdad, quién se iba a poner a pensar que esa palabra que usábamos como una interjección (así la recoge la RAE, después del adjetivo: como una interjección “para expresar aplauso”), esa interjección morfológicamente invariable por norma, podía tener carga de género. No lo habíamos pensado: el adjetivo era bravo/a, y el aplauso era bravo, y listo.
Y entonces alguna lo pensó, pensó que la interjección venía del adjetivo, que era una suerte de piropo, (sos) bravo/a, algo así. Y que seguramente habría quedado petrificado en bravo como juez es juez y presidente es presidente: por la pura costumbre de que solo se aplaudiera en masculino, a masculinos. Habrá pensado algo así, y lo dijo. Y prendió. Y ahora lo dicen mis amigas, las bravas, y lo digo yo.
 

7. Familionarios

Un regalo de Alicia Killner. “Hace mucho me fui a Europa de mochilera con amigas, una de ellas con familionarios en París. Una noche: invitación a cenar, compramos vestidos de saldos con bolitas y deshilaché de Printemps. Fue llegar y darnos cuenta de lo ordinario que era nuestro look al lado de sus Chanel”, contaba en una charla acerca de cuánto pesan algunas miradas. Cuando le pregunté por la palabra, me dijo que era de Heinrich Heine, y que Freud se la había robado.
Fue en “El chiste y su relación con lo inconsciente”, de 1905. Freud cita un fragmento del libro Reisebilder (‘Estampas de viaje’) de Heine. Hirsch-Hyacinth, agente de lotería y pedicuro del barón de Rothschild, alardea de su relación con él: “Y así, verdaderamente, señor doctor, ha querido Dios concederme toda su gracia; tomé asiento junto a Salomón Rothschild y él me trató como a uno de los suyos, por entero famillonarmente”.
Una palabra-valija (N68P08) preciosa:,con todos sus componentes: familia, millonarios, sorpresa, chiste. Me hace acordar a Kajillionaire (N13P09), la película de Miranda July, que contaba la historia ya no de una familia de millonarios, sino de una familia  que quiere ser millonaria. Y su trato, la relación entre elles, es pobre.
 

8. Duermevela

Duermevela es la canción que cierra el disco, está dedicada a mi madre, que se llamaba Lucero”, cuenta Jorge Drexler en “Música y palabra sobre Tinta y tiempo” (en Spotify). “Cuando la escribí todavía vivía mi mamá, y no me sentí en la capacidad de cantarla en ese momento (…). Fue mi hijo Pablo el que me hizo traerla; era tan emotiva para mí que no me animaba a entrarle. (…)
La duermevela, que es una palabra que descubrí al intentar traducirla al inglés o al portugués que no tiene traducción, es ese estado entre sueño y vigilia, cuando uno recién se acaba de despertar o se está durmiendo. Esos dos momentos del día son los momentos del lucero, de Venus, de la estrella. Es la estrella que cierra y que abre el día; la que nos lleva a dormir y que nos despierta. Pero por otro lado, también es ese el rol de la madre; esa sensación del regazo, de apoyar la cabeza en un lugar seguro, que te queda. Que cada vez que te vas a dormir te acordás de aquellas primeras veces que te dormiste en brazos de tu madre (…). Esa sensación de irse a dormir, y despertar, y volver al mundo y ¿dónde estoy? Una sensación que muchas veces cuando me estaba durmiendo, plácidamente me acompañaba. Tenía esa presencia al lado, y pensé, claro, es el lucero, que te lleva hacia el final del día y que te trae al día. Y era otra manera de poner el nombre de mi madre en una canción (…). También es una canción de despedida. (…)
‘Una estrella trae el día / Cabo de Santa María / cruza el cielo / duerme al faro / y vuelve al dar al mar’.
Es una imagen clarísima del faro de La Paloma, que siempre he asociado con mi madre. Mi madre nos llevó a La Paloma, y yo creo que fui hasta concebido en La Paloma, según dice la leyenda vital, porque nací en septiembre, y estaban en enero ahí. (…) Mi primera canción, ‘La aparecida’, habla del Cabo de Santa María. Están mis tres hijos en la canción. Y así se cierra el disco.”
Aquel sitio del alba mía
A donde solo llega el lucero

 

9. Libro

Nunca había visto este videíto de Carl Sagan. “Qué cosa más sorprendente es un libro. Es un objeto plano, hecho de un árbol, con partes flexibles en las que están impresos montones de curiosos garabatos. Pero, cuando se empieza a leer, se entra en la mente de otra persona; tal vez de alguien que ha muerto hace miles de años. A través de los milenios, un autor habla clara y silenciosamente dentro de tu cabeza, directamente a vos. La escritura es, tal vez, el más grande de los inventos humanos. Une a personas que no se conocen entre sí, ciudadanas de distintas épocas. Los libros rompen la barrera del tiempo. Un libro es la prueba de que los humanos son capaces de hacer magia.”
 

10. Inutensilio

Parezca y desaparezca, la antología poética de Paulo Leminski publicada por Años Luz, en lugar de prólogo tiene proeminski. Está firmado por Alejandro Güerri, también a cargo de la traducción de los poemas. Güerri arranca citando palabras de Leminski que halló en un documental de 1985. 
“Creo que la poesía es un inutensilio. La única razón de ser de la poesía es que forma parte de aquellas cosas inútiles de la vida que no precisan de un justificativo, porque ellas son la propia razón de ser de la vida. Querer que la poesía tenga un por qué, querer que la poesía esté al servicio de alguna cosa, es lo mismo que querer que un gol de Zico tenga una explicación más allá de la alegría de la multitud. Es la misma cosa que querer que el orgasmo tenga un por qué, que la alegría de la amistad y del afecto tengan un por qué. Creo que la poesía es una de esas cosas que no precisan un por qué. ¿Para qué por qué?”