1. De nazi

Empezamos mal: no es una palabra, son dos. Ok perdón, es una expresión. Lo leí en el examen de un alumno que estaba buscando un ejemplo del concepto de signo multiacentuado de Voloshinov: el signo que puede ser “arena de la lucha social”. Sostiene Voloshinov que “cualquier injuria puede llegar a ser elogio”. “No sé si mi ejemplo servirá, pero me ha hecho bastante ruido desde la primera vez que lo escuche. Muchas personas, hoy en día, particularmente jóvenes, utilizan la expresión de nazi para hacer referencia a algo que está muy bueno. Utilizado en contexto: Esa serie está de nazi; Me encanta ese juego, está de nazi; Alto celular, re de nazi“, decía. Me sorprendí muchísimo y me abochornó notar que, según se puede ver acá, el término lleva al menos dos años pululando. Esa noche lo llevé como ejemplo a otra clase y un estudiante me dijo que lo usaba Coscu, el más conocido de los Twicht streamers. En esta entrevista en Caja Negra, el mismo Coscu cuenta el origen: “Es algo muy cuestionado y problemático. Es una palabra de mierda que estamos intentando dejar de usar. Pero todo sale de una anécdota de un amigo, de Momo. Un día me contó en un streaming que se peleó con un tipo en la calle, que se bajó con una llave. Entonces dijo ‘se bajó de nazi’. Lo contó así y la gente tomó la palabra como muy expresiva, como decir que tuvo una actitud de guerrero alemán”.

2. Ecocidio (chocolate por la noticia)

No es nueva: según Wikipedia, “viene de los tiempos de la guerra de Vietnam, con el uso de defoliantes como el agente naranja, que causaron daños irreversibles destruyendo bosques tropicales y contaminando los cuerpos de agua, además del uso de armas químicas como el napalm contra la población indefensa “. Pero aunque esté en el diccionario de la RAE, algunos diarios siguen poniendo “ecocidio” entre comillas, como si fuera una exageración, un dramaqueenismo de las juventudes ambientalistas. Hasta hace poquísimo, era una palabra reservada a la militancia ambiental; créase o no, todavía no hace un año del discurso de Greta Thunberg en las Naciones Unidas. El tema con “ecocidio” es quién la dice, a quién y en qué contexto. Hace dos semanas, Paul McCartney se unió a la campaña para declarar el ecocidio como un crimen juzgable por la Corte Penal Internacional. Esta semana la dijo el ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié (y mostró foto con el presidente). Ya era hora: estamos en llamas. La metáfora ha muerto, larga vida a la metáfora.

3. Michaela (Coel)

Quizás ya hayan escuchado hablar de ella: la escritora, directora, productora y protagonista de la serie I May Destroy You. Hablando mal y pronto, una bestia. La comparan con Lena Dunham en Girls, y hay algo de eso: las dos multiproducen sus trabajos, donde retratan a escritoras wannabee millennial y su familia de amigues, en cosmópolis como Brooklyn y Londres. Hasta ahí. Me da la sensación de que entre una y la otra hay un cambio de época, un salto a la oscuridad (y eso que IMDY es pre-pandemia). El trabajo de Michaela, hija de inmigrantes de Ghana al igual que su personaje, lleva en la frente un cartel que dice “interseccional”. Pareciera cargar con todas las causas del mundo (y a la vez, con la necesidad de contarlo de forma divertida y moderna). Circuló una frase en la que su personaje, Arabella Essiedu, dice algo así como “Antes de que me violaran no había notado que era mujer, había estado muy ocupada siendo negra y pobre”. Pero esta frase que nació remera no da pistas de la intensidad  incómoda de la serie, que trae de todo menos certezas. Se mete con la victimización, la cultura de la cancelación, el racismo, las múltiples formas de la violencia, la toxicidad de las redes, el marketing y hasta el veganismo boutique. Me hizo pensar también en el libro de Tamara Tenembaum El fin del amor: Querer y coger en el siglo XXI, pero en clave feroz, sobregirada.

4. Psicótico

Buo. La palabra de algunas momias vale menos que dos palitos de la selva. Nos usan de focus group y después lo arreglan con “se te escapa la tortuga”. ¿Tendría que haber puesto “tortuga” como cuarto ítem?

5. Soberanía alimentaria (¿a esto le dicen?)

Otros que hacen focus group ao vivo y, cuando se complica, bajan la persiana. Las redes, como se dice, estallaron en repudio cuando vieron el título de la charla “Producción porcina: un modelo nacional, cooperación internacional y soberanía alimentaria” junto a las fotos del senador Paco Durañona, el ministro de Relaciones Exteriores y Comercio Internacional Felipe Solá, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca Luis Basterra, el ex secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca Gabriel Delgado y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales Jorge Neme. Premio a la diversidad. La gracia de este all men panel del Movimiento Arraigo era escuchar, por fin, a quienes tienen la manija sobre los famosos chanchos para China. Pero tras 24 horas de críticas, a la hora señalada el canal de YouTube apareció en blanco, como recién nacido. De todas maneras, la charla se hizo por Zoom y el ID circuló. La ONG EcoHouse la levantó, pero después de un rato, les echaron del Zoom. Hubo quien grabó la pantalla de la compu con el celular. El propio Movimiento Arraigo subió la charla con otro nombre el jueves 27, con los comentarios deshabilitados por las dudas, y aquí no ha pasado nada. En el minuto 34 se puede escuchar a Neme diciendo que este martes 1 de septiembre el embajador Luis María Krecler tiene una audiencia con el ministro de Agricultura chino y que “seguramente ahí se le pondrá una firma al acuerdo” 👀

6. Gertrude

Y hablando de chanchos… Esta entró por la ventana a último momento. Está en todos los portales: ayer el bueno de Elon Musk presentó a Gertrude, una cerda “saludable, feliz y amante de la vida”, y dijo que había implantado un chip en su cerebro, como parte de los experimentos de su “start up de neurociencias” Neuralink. Aseguró que estos chips son como un “fitbit con cablecitos” que pueden monitorear la actividad de las neuronas desde adentro del cráneo, se ponen con una cirugía sencilla y se cargan desde fuera. Los usos propuestos van desde ayudar a personas con enfermedades como Alzheimer hasta “darle la capacidad a los humanos de controlar dispositivos telepáticamente y hasta para almacenar una copia digital del cerebro”, según reporta Desireé Jaimovich en Infobae. Musk aseguró que está tramitando el permiso para hacer pruebas con humanos. The Guardian destaca que no presentó ningúna evidencia científica.
La bio de Twitter de Neuralink dice: “Desarrollando interfaces cerebro-máquina de alto ancho de banda para conectar humanos y máquinas”. Veremos si Gertrude pasa a la historia como Laika o Dolly (¿por qué siempre son hembras las elegidas para experimentos riesgosos?). Si Neuralink avanza, los tan disputados datos podrían envasarse en origen, por así decir.

6. Víctimas de desaparición

Me chocó leer que una ONG mexicana llamaba a “mantener viva la memoria de las personas víctimas de desaparición en México”. Algo en la combinación de esos términos me hacía ruido: “víctimas” implica que han sufrido un daño, en general infligido por alguien (aunque es cierto que también se puede ser víctima de un accidente o un huracán). “Desaparición” borra toda agencia. Es bastante delirante: ¿qué cosa, en el mundo, des-aparece, revierte el proceso de aparición? Se me ocurre solamente el rocío secado por el sol. Si no, hay que pensar en magos. En brujos que hacen desaparecer. En Argentina, sabemos, el término tiene un origen claro: la famosa entrevista en la que Videla dice que esas personas que buscan no están ni muertas ni vivas, están desaparecidas. El problema entonces viene en la combinación. Víctima de secuestro, de asesinato, tiene sentido: alguien secuestró, mató. Pero “víctima de desaparición” es como romper el envoltorio del sentido para encontrar otro papel. Una palabra recursiva, en abismo: nada por aquí, nada por allá. Una perversidad semántica. Recordé que suele usarse la frase “víctimas de desaparición forzada”. Y ahí hay una punta para tirar, porque “forzar” sí requiere agente, alguien forzó. “Secuestro” no alcanza, porque el secreto del acto de desaparición es constitutivo del delito. Y además, abre un abanico de hipótesis del horror que jamás se cierra: la desaparición podría incluir torturas, asesinato, violaciones… lo no nombrado no tiene límite. Hay un Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas y es el 30 de agosto, o sea mañana.

8. Supremacista

¿Por qué todo supremacista es blanco como todo incendio es dantesco? ¿Qué quiere decir supremacista? El miércoles 26, en Wisconsin, más o menos a la hora de la charla chanchamente ocultada, Kyle Rittenhouse se fue a una manifestación antirracista con un rifle y mató a dos manifestantes. Dijo que había ido “para poner orden”. Ahora está imputado pero de lo más reinvidicado, incluso por españoles de Vox (Twitter borró la publicación, pero aquí se ve). Hablan de él como “el adolescente”, porque tiene 17 años (y de nazi es streamear 24 horas seguidas); nadie dice “el terrorista”. Quizás sea solamente un “ciudadano asustado por la dominación extranjera”, como en este video que se hizo viral (pónganle los subtítulos) (¿iba acá o en “De nazi”? 🤔). Me recuerda al ejemplo clásico de selección léxica de Teun Van Dijk: Reagan llamaba “luchadores por la libertad” a les contras nicaragüenses, y “terroristas” les sandinistas. Acá en Argentina no se habla mucho de supremacistas blancos, pero pregúntenle a los rugbiers de Zárate qué le gritaban a Fernando Báez Sosa mientras lo mataban a patadas, pregúntenle a Cristina Castro qué cree que pasó con su hijo Facundo. 

10. Perdón (digo gracias)

Esta se la agradezco a la gran Irene Soria, diseñadora, promotora de la cultura libre, feminista y mexicana. Ella lo posteó así: “Gracias a razones socio-culturales-heteropatriarcales multi estudiadas, las mujeres solemos disculparnos por todo: por decir lo que pensamos, por llorar, por enojarnos, por responder un correo un día después -‘perdón por responder hasta ahora’ ‘perdón por intensear’-. Cuando una colega feminista me hizo ver cuántas veces usaba la palabra ‘perdón’ para anteponer cualquier frase que elaboraba, intenté ponerme atención y usar mejor el: ‘gracias por…’ Así, en lugar de decir: ‘perdón por llegar tarde’ aplico el: ‘gracias por esperarme’… en vez de decir: ¿perdón por echarte tanto choro¿ digo: -‘gracias por escucharme/leer’ -Esto me ha servido para caer en cuenta de tooooodas las veces que decía ‘perdón’ (muchísimas) y bueno, fue de utilidad. Una dosis más de autoconciencia, que le llaman… Nota: A veces si hay que disculparse, pues.. pero si nos ponemos estrictas y solemos ser amables y pensar en y con las otras, veremos que son las menos… #LaNeta”. La verdad que sí hermana.