1. Estratégicos

Si hubiera empezado diezpalabras en abril, “esenciales” habría salido en la primera edición. Esta semana, con el escándalo del “vacunatorio vip”, en Argentina hablamos de “estratégicos”. 
El presidente dijo que muchas de las personas vacunadas en el Ministerio de Salud debían vacunarse por su “actividad estratégica”. “Cuando revisás la lista la inmensa mayoría son personal estratégico o forman parte de la ‘burbuja presidencial’, dijo el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en radio 10. Los esenciales eran trabajadores; los estratégicos, personal. 
“¿Hay algunos más estratégicos que otros?”, preguntaba en su editorial del martes  Alejandro Bercovich. “La propia Carla Vizzotti, antes de ser ministra, se iba a ir a Moscú a gestionar más dosis de la Sputnik V junto con Cecilia Nicolini, que viajó; ninguna está vacunada. ¿Es más estratégico el secretario privado del ministro de Economía, de treintaipico de años, que las minas que consiguen vacunas para todos y todas?” Tres días más tarde, Vizzotti anunciaba que tiene COVID. Le guionista de este país abusa del golpe bajo.
Según el Monitor Público de Vacunación que puso en línea el Ministerio de Salud el mismo martes, anoche había 950989 vacunas aplicadas; 26180, a personal estratégico, definido así: “Fuerzas de Seguridad y Armadas, Docentes y personal no docente de todos los niveles educativos, Responsables del Funcionamiento del Estado y Personal del Servicio Penitenciario”. Es decir, solapado con los esenciales. 
En la resolución 2883, de diciembre, se habla de “toda persona que desarrolle funciones de gestión y/o conducción y funciones estratégicas necesarias para adecuado funcionamiento del Estado, así como las personas pertenecientes con riesgo de infección o transmisión”. Ayer se publicó una resolución en el Boletín Oficial para aclararlo: básicamente dice que los estratégicos son los estratégicos.
Anoche Vizzotti anunció que el Subsecretario de Articulación Federal del Ministerio de Salud, José Guccione, murió por COVID.
 

2. Desvirgada

Una semana en Argentina es como un mes. El domingo amanecimos con que a un periodista -Esteban Schmidt- se le había ocurrido publicar esto en una columna de opinión en elDiarioAr. “Carla Vizzoti ya estaba lista para el ascenso. Había roto su lealtad histórica y familiar con Ginés; o sea que, desvirgada, faltaban nomás el screening de Cristina y la visa de ministra.” Le habrá parecido canchero, una figura retórica. Por qué no. En un país que lleva 60 femicidios en 54 días, ni a él ni al editor responsable se les ocurrió que hubiera nada de malo en aludir en términos sexuales a una ministra. 
“Aceptamos que nuestras palabras y nuestras imágenes traerán consecuencias, pero lo harán porque buscamos ampliar y profundizar con ellas la conversación-país de la que nos sentimos parte”, dice en su presentación elDiarioAR. La conversación-país (N16P07) escaló muy rápido. A las 11.36, elDiarioAr pidió disculpas en redes sociales; el artículo ya no estaba online. A las 20.50, su director, Martín Sivak, publicó sus disculpas personales.
Trato de entender por qué nos resultó tan agraviante y se me hace opaco. Porque no es solo un término sexual. Es una palabra tan fuerte que no se me ocurre en qué contexto sonaría, ni en sentido literal, ni en el metafórico; qué transgresor, Schmidt. Como mucho, el verbo, desvirgar. Pero no el adjetivo; no es un atributo. La mayoría de la población mundial vive desvirgada desde su juventud; y sin embargo, suena ofensivo. La voz pasiva, la implicación de alcanzar una condición por una acción ajena, masculina (no hay hombres hetero desvirgados; pierden la virginidad, o se deshacen de ella). Es raro, porque se atribuye a Vizzotti el acto de haber “roto su lealtad histórica”, sin ayuda de nadie; se habría autodesvirgado. La metáfora no cierra. Simplemente Schmidt quería decir esa palabra. Tanto quería que después publicó la columna en su blog, intacta.
Googleo desvirgada y solo encuentro porno. Ese es el contexto en el que suena.
 

3. Mía

“Te estoy mirando. Sos mía. No sos de nadie más”, le escribió por Whatsapp el domingo Bautista Quintriqueo a Guadalupe Curual. Dos noches después, la persiguió por la avenida principal de Villa La Angostura y la mató de un cuchillazo frente al Automóvil Club, en pleno centro. Guadalupe tenía 21 años y una beba de once meses, hija también de Quintriqueo. Desde julio denunciaba en la justicia que él la amenazaba. 
Me acuerdo de una película vieja: La maté porque era mía. Googleo: Patrice Leconte, 1993. La época en que había quince películas por mes. El título original es Tango, pero a algún distribuidor se le ocurrió que “La maté porque era mía” sonaría mejor. Está catalogada como comedia, o comedia negra. Recuerdo haberla visto y que no me causara gracia. Recuerdo también que en la primera marcha de Ni Una Menos, el 3 de junio de 2015, vi a un hombre mayor, solito, con un cartel hecho a mano que decía “El tango es machismo”. 
También hay una canción española de 1991 con el mismo título. Hoy sería impensable estrenar una película o una canción con un título así, aunque fuera crítica o paródica. Encuentro en cambio dos libros (de Argentina y de España): estudios sobre violencia machista. El español, en realidad, se llama “La maté porque la amaba, la maté porque era mía”, citando a la canción. 
No sé cómo se hace para desatar ese nudo. No creo que alcance con cancelar ciertos productos culturales. Mi hija menor dice “esta mamá es mía” cuando me abraza. Es amor, y hay otras cosas.
Si vamos a las canciones, La cautiva, de Los Visitantes (1993) tampoco puede escucharse hoy. El mismo Palo Pandolfo lo dice; le falta contexto. Hasta se complica el cuento “La intrusa” de Borges. No se puede leer la ficción como literal, ni mucho menos como aval. El problema es que ese límite se está borrando, como si ya no supiéramos leer.
Cada vez que conozco una nenita que se llama Mía, pienso “ojalá lo tome como Mía Demimisma”.
 

4. Deep Nostalgia

¿Viste pasar por redes sociales esos videos de caras que se mueven de forma levemente perturbadora, como este? Es culpa de Deep Nostalgia, un desarrollo de inteligencia artificial que le da movimiento a las fotos. O, dicho de otra forma, convierte fotos en videos. Es decir que, si ponés fotos de tu bisabuelo, podés verlo moverse. 
Digo bisabuelo porque se llama Deep Nostalgia y es ofrecido por My Heritage, una plataforma para crear árboles genealógicos que ya incorporó el análisis genético de ADN entre sus servicios. Esta señora que muestran justo se parece inquietantemente a mi abuela. Pero también podés poner fotos de tu ex y verlas moverse. O podés hacerlo con una de Rodolfo Walsh (el coloreado es de otro desarrollo de inteligencia artificial, Deep AI colorizer). Por supuesto, esto implica que cualquiera puede verte en movimiento con apenas tu foto de perfil. De cómo van a levantar datos mejor ni hablar. 
Todo esto es parte de los desarrollos de inteligencia artificial deep fake, que desde hace años permiten simular videos; ahora, esa tecnología se está popularizando y extendiendo. Por ejemplo, según señala Magnet, en TikTok hay una cuenta llamada @deeptomcruise donde podemos ver videítos de Tom Cruise; solo que no es él, es algún otre que usa inteligencia artificial para acomodar perfectamente la cara, la voz y la risa de Tom Cruise a sus movimientos. Esto implica que un video ya no puede considerarse una prueba de nada. Que, pongamos, un video de un político cobrando una coima podría ser falso. Ni que hablar de videos porno: acá Rolling Stone asegura que “las estrellas de TikTok se están convirtiendo en porno deep fake sin su consentimiento”. Algo así como la tapa de Barcelona con la cara de Cecilia Pando y el cuerpo de una actriz porno, pero sin mostrar que es una parodia. Y con la cara de cualquiera. 
 

5. Apartheid de vacunas

“No dejemos que las farmacéuticas creen un apartheid de vacunas”, decía el martes Fatima Hassan en Foreign Affaires. La frase circula desde junio.
Lo dijo la ONU, la OMS, el presidente: el 90 por ciento de las vacunas se concentran en diez países, mientras 130 países todavía no dieron ni una dosis. Diría que la desigualdad es más vieja que la injusticia, pero se me rompió la metáfora. Ya hablamos de desigualdad sanitaria (N21P06) y de la esperanza del COVAX (N02P04).
Un estudio de Northeastern University modeló dos escenarios contrafácticos de vacunación en 2020, uno “cooperativo” y otro “no cooperativo”; el primero duplicó las muertes evitadas.
Canadá ya compró dosis para inmunizar cinco veces a su población; Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea, Australia, Nueva Zelanda y Chile tienen el doble de lo que necesitan. Africa (1216 millones de habitantes) recibió tres millones de vacunas. “La pandemia no terminará en ningún lugar hasta que no termine en todas partes”, dijo Tedros Adhanom, de la OMS. Cualquier brote puede mutar y hacer inútiles las vacunas. “Acapararlas es contraproducente”, dijo Gavin Yamey en Nature.
Está el temita de las patentes; se volvió a discutir una exención temporaria en la OMC, y Estados Unidos, Europa y China la rechazaron. “La industria farmacéutica tiene la responsabilidad de compartir la propiedad intelectual obtenida con apoyo de los gobiernos para permitir a los fabricantes de todos los países el acceso a las vacunas para todos, que deberían considerarse un bien público mundial”, dijo la OMS
En un apartheid hay ciudadanía de primera y de segunda. “Surgen dos clases: la vacunada y la no vacunada”, dicen Melissa Fleming y John Whyte. Ya llegan los “pasaportes de vacunas”
La serie It’s a sin recrea los primeros años del SIDA. Está ambientada en Londres; las víctimas son jóvenes británicos, blancos, de clase media. Al final, un personaje cuenta lo que vio en Nigeria: “Cientos de mujeres y niños encerrados, abandonados a la muerte”.
 

6. Honestismo

El jueves, Ernesto Tenembaum entrevistó a Caparrós e hizo lo que nos temíamos: le preguntó qué creía que el episodio del vacunatorio vip dice de la Argentina. Algo así como nombrarle el servicio militar al papá de Mafalda. Caparrós, a sus anchas, remitió al honestismo, un concepto que -según veo-  trabaja desde hace rato: desde abril de 2009, cuando era secretario de redacción en Diario Crítica. Después lo retomó, y en 2011 lo incluyó en su libro Argentinismos. En 2013, en pleno escándalo por el valijero Fariña, levantó el guante Bruno Bimbi, y entonces Caparrós volvió sobre el honestismo y lo llevó a su blog de El País. No pasa de moda. “Honestismo: la convicción de que -casi- todos los males de la Argentina actual son producto de la corrupción en general y de la corrupción de los políticos en particular.” (…) “El honestismo es un producto de los noventa, ante el despliegue de corrupción menemista, y fue alentado por cierto periodismo —el más valiente— que trató de mostrarla. Fue un éxito: la sociedad se escandalizó ante esos errores y excesos y no miró los cambios estructurales, decisivos, que el menemismo estaba produciendo en la Argentina.”(…) “La corrupción existe y hace daño. Pero también existe y hace daño esta tendencia general a atribuirle todos los males. La corrupción se ha transformado en algo utilísimo: el fin de cualquier debate. (…) “La honestidad es el grado cero de la actuación política; es obvio que hay que exigirle a cualquier político –como a cualquier empresario, ingeniero, maestra, periodista, domador de pulgas– que sea honesto. Es obvio que la mayoría de los políticos argentinos no lo parecen; es obvio que es necesario conseguir que lo sean. Pero eso, en política, no alcanza para nada: que un político sea honesto no define en absoluto su línea política. La honestidad es –o debería ser– un dato menor: el mínimo común denominador a partir del cual hay que empezar a preguntarse qué política propone y aplica cada cual.”
 

8. Islamoizquierdismo

Esta tenía que entrar la semana pasada, pero quedó afuera por cuestiones de espacio y ahora ya salió hasta en TN. Viene de Francia –islamo-gauchisme-, y fue usada el martes 16  por Frederique Vidal, la ministra de Educación Superior, para denunciar una supuesta alianza del extremismo islámico y el extremismo de izquierda infiltrándose en las universidades. “Creo que el islamoizquierdismo se está comiendo nuestra sociedad”, dijo, y lo calificó de “gangrena”. Vidal aseguró que se conducirá una investigación en las universidades. Ahora cientos de estudiantes y docentes la acusan de violar la autonomía universitaria y piden su renuncia. 
El término no nació la semana pasada. En 2002, el filósofo francés Pierre-André Taguieff lo incluyó en su libro Nueva Judeofobia. Allí lo describe como una forma de antisionismo popular entre “neo tercermundismo, neocomunismo y la configuración neoizquierdista, mejor conocida como movimiento antiglobalización”. Se refería a una protesta pro Palestina. “Izquierdistas hombro a hombro con islamistas que buscan la eliminación de Israel”, escribió.
La extrema derecha se adueñó de la idea: Marine Le Pen predica contra el islamoizquierdismo desde 2012. También la usó la filósofa Elisabeth Badinter, en 2016: “Ser tratado de islamófobo es un oprobio, un arma que los islamoizquierdistas ofrecen a los extremistas”. Entronca con la ya histórica discusión por el uso del velo islámico, que pone en discusión lo que en Francia se conoce como “universalismo”, contrastado por el “relativismo cultural”. Hasta el ministro del Interior habló de “islamoizquierdismo” en octubre. Para la ministra Vidal, el islamoizquierdismo es, entre otras cosas, la consecuencia de importar movimientos culturales identitarios de Estados Unidos, como el Black Live Matters, en detrimento del laicismo y el universalismo; aquí una nota en español desde esa perspectiva, por Alejo Schapire. Para quienes están en la vereda de enfrente, esa mirada es eurocentrista y colonialista.
 

8. Antiedadismo

“La edad es un momento en el calendario pero no te quita capacidades ni posibilidades, por eso vamos a presentar una Ley Antiedadismo para que todas las personas tengan acceso al trabajo o a lo que quieran hacer sin depender de los años que tengan”, tuiteó ayer la diputada Gabriela Cerruti. En Twitter se le fueron al humo: muchas personas, incluida la ex embajadora Alicia Castro, la acusaron de preparar el terreno para un aumento de la edad jubilatoria. 
Lo cierto es que el antiedadismo, o antiviejismo, no es un invento de Cerruti ni mucho menos. Bueno, quizás esa palabra no se ve mucho; pero la que sí asoma es edadismo: la discriminación por la edad. Es una traducción de ageism; otras traducciones que recoge Wikipedia son edaísmo,​ viejismo,​ ancianismo, gerontofobia  o etarismo.​ Se define como “la estereotipificación y discriminación contra personas o colectivos por motivo de edad”. 
El término fue acuñado en 1968 por el gerontólogo y psiquiatra Robert Butler, que se basó en las palabras “racismo” y “sexismo”. Engloba tres elementos conectados: “las actitudes perjudiciales hacia las personas mayores, la vejez y el proceso de envejecimiento; prácticas discriminatorias contra las personas mayores; y prácticas institucionales y políticas que perpetúan los estereotipos sobre las personas mayores”. La OMS destaca que quienes más sufren edadismo son las mujeres, ya que se superpone con el sexismo, y recoge legislación de la Unión Europea y Estados Unidos contra esta discriminación. Aquí una charla TED.
Cerruti encontró este tema hace unos años, en medio de la efervescencia feminista. Casi como una contracara complementaria de la “revolución de las pibas”, creó “la revolución de las viejas”, un espacio para mujeres “nacidas en los 50/60”, también llamado “Marea Plateada”. El proyecto de ley Antiedadismo se incubó allí. Desafiante para un país con empleo y jubilaciones en riesgo.
 

9. HEPA

En la ciudad de Buenos Aires arrancaron las clases presenciales; arrancaron los protocolos, el calor, y la preocupación por las condiciones sanitarias. Esta semana se habló mucho en grupos de madres y padres acerca de cómo asegurar la ventilación en las aulas. El gobierno de la ciudad de Buenos Aires está instalando filtros de aire HEPA (High Efficiency Particle Arresting, o “recogedor de partículas de alta eficiencia”) en las aulas que no tienen ventilación natural; son los mismos filtros que funcionan en los aviones. Pero no está claro que sean útiles en escuelas. Tras un informe en el programa Brotes Verdes que hablaba de “aulas experimento”, la discusión está tomando volumen público; un grupo de familias se organizó para pedir garantías al gobierno de la ciudad.  
Al parecer no hay todavía evidencia concluyente acerca de la utilidad de los filtros HEPA. El mismo medio que los daba por buenos, los cuestiona apenas unos días después; especialistas recomiendan enfáticamente la ventilación cruzada, la distancia, el barbijo y el aforo (N24P08), es decir la capacidad controlada de los espacios. En lo posible. 
Junto a los filtros HEPA, se empieza a hablar mucho de medidores de dióxido de carbono, que controlan la calidad del aire; incluso se difunden modelos de hardware abierto para poder replicarlos. 
Lo que es seguro, a esta altura de la pandemia, es que el COVID-19 se transmite por el aire. Y la buena noticia es que eso nos permite aflojar un poco con la desinfección obsesiva de las superficies. Algo es algo. 
 

10. Desconfinamiento

En Europa se está empezando a ver -o a soñar- la luz al final del túnel. Desde el fondo del invierno, sueñan con el verano, un verano casi normal. Y empiezan a aparecer las palabras desconfinamiento y desescalada: pasos para atrás. La idea de un regreso.
En el Reino Unido, Boris Johnson anunció un plan para alcanzar la “normalidad” el 21 de junio, con el solsticio. Lo dijo el lunes 22, cuatro meses antes, con una fe en la humanidad admirable: “Les quiero decir que el final está realmente a la vista”. La primera etapa prevista comienza el 8 de marzo, con la reapertura de todas las escuelas primarias y secundarias; a ese día lo llaman “Big Bang”. Ya hay polémica: “Es poner a interactuar del día a la noche a 10 millones de personas. El resultado puede ser un desastre total como ya sucedió en el pasado”, dijeron en un comunicado conjunto los sindicatos docentes. Luego, en etapas sucesivas separadas por cinco semanas, planean flexibilizar las actividades en exteriores, pasar del “quedate en casa” a “quedate en tu ciudad”, y finalmente autorizar los eventos puertas adentro y levantar toda restricción. 
Falta un rato largo. En Argentina, si bien hoy estamos un par de fases adelante -con actividades al aire libre desreguladas y clases- vamos mucho más atrás en la cola global de las vacunas, y camino al invierno. Así y todo, esta semana circularon intensamente fotos de personas mayores sonriéndole a la enfermera bajo el barbjo, mostrando con orgullo el brazo vacunado. Vacunatorios públicos en Instagram.
 Y del futuro, como de costumbre, sabemos nada. Pero ya leer la palabra “desconfinamiento” me alegra. Aunque me esté alegrando del lejano verano ajeno desde el final del propio.