1. Zoombombing

Aunque ya había presenciado zoombombings, recién esta semana la escuché en contexto. Fue en boca de Alejandro Piscitelli y el equipo de la cátedra Datos de Sociales – UBA, que tuvieron el honor de abrir su primera cursada remota con este signo de los tiempos. En la clase sonaba una música que el equipo no había elegido, y en el chat reaparecía una frase en mayúsculas: prepoteo digital. Bloquearon al usuarie entre chistes; nada más propicio a la reflexión sobre plataformas que esa performance de apertura. Recién ahí, cuando la palabra nombró, la incorporé. La había leído justamente en Palabras del coronaceno, el glosario preparado por la misma cátedra: “Intrusión en la conocida plataforma de videollamadas para compartir imágenes pornográficas y/o de violencia explícita y boicotear reuniones”.

Mi primera experiencia de inseguridad videodigital fue en abril. En plena charla académica se escuchaba un jadeo, igual que en las llamadas anónimas que solíamos sufrir a través del teléfono de tubo en otro siglo. La semana pasada, en el chat de un panel universitario apareció ESTÁN TODOS DESPEDIDOS JAJAJAJJJ desde la propia cuenta institucional. Se bloqueó rápidamente a le zoombomber, pero el chat quedó escrito; todavía no nos dieron el borrador. 

Una amiga me contó que en un debate en el que habían compartido la url del zoom por redes sociales les increparon e insultaron indiscriminadamente, estilo Tourette. Estos “secuestros virtuales” marcan qué poco sabemos del espacio digital que habitamos y sus reglas de facto. 

Una semana después de declararse la pandemia, Techcrunch ya registraba gente colándose en reuniones ajenas y exhibiendo pornografía, entre otros microterrorismos. La palabra ya se usa más allá de Zoom, así como chicles excede a Adams.

Dije incorporar, presenciar. qué manera de extrañar poner el cuerpo.

 

2. En

¿Dónde sucede el zoombombing? 

Hace unos días, el cineasta Andrés Di Tella tuiteó: “Charla con Ignacio Azcueta ‘en’ Harvard”. Las comillas se me quedaron clavadas. Desde hace meses, la mitad del lenguaje es “como si”: las “fiestas” desde casa, las “reuniones” (que se van convirtiendo en reuniones: hola nueva normalidad).
Lo que era espacio físico se vuelve posición de enunciación: una charla “desde” Harvard, “organizada por” Harvard, “alojada” en los servidores de Harvard. En una de las ventanitas de ese ámbito compartido es de día, en otra es de noche; en una es verano, en otra es invierno. Acá y allá se vuelven más ferozmente deícticos que nunca, y al mismo tiempo pasan a un segundo plano. Como si manejáramos simultáneamente dos sistemas de localización espacial: uno individual para el cuerpo y su extensión técnica (“hay problemas de internet en mi zona”), otro propio del ámbito compartido en la interacción que ocupa la mente (“en esta clase el disenso es bienvenido”). ¿Es espacial el segundo? ¿O cómo llamarlo?

Esta disociación no es nueva. Ya existía para quienes jugaban en red, o cuando hablábamos por teléfono (pienso en las reuniones de socios de Mad Men de costa a costa); existe, para el caso, por lo menos desde que un hidalgo se secó el cerebro leyendo novelas de caballerías. Cuerpo acá, cabeza en otro acá: la noción de lugar nos queda chica.

 

3. Histerectomía

De solo leerla se me dispara el reflejo de apretar los dientes y los ojos. Histerectomía: extirpación de útero. A los 15 años leí una novela de la que solo recuerdo esta frase: “me vaciaron”.
El lunes, Law and Crime publicó una denuncia de una whistleblower -”sopladora de secretos”- que asegura que en uno de los campos de detención de migrantes de Estados Unidos se practica “una cantidad exorbitante” de histerectomías sin pleno consentimiento de las pacientes, hispanoparlantes. Dawn Wooten no es hacker, como Snowden: es una whistleblower enfermera. Trabajaba en Irwin County Detention Center (ICDC), un centro de detención manejado por la empresa LaSalle Corrections (“a private prison company”). Con sus revelaciones, cuatro ONG elevaron una denuncia formal, agregando que algunas de las mujeres que habían sufrido histerectomías decían no saber bien por qué las habían operado. Una de ellas dijo a la ONG Project South “Pensé que era como un campo de concentración experimental, como si experimentaran con nuestros cuerpos”.  Wooten aseguró que “cada persona que veía al ginecólogo tenía una histerectomía”, y lo llamó “coleccionista de úteros”. Explicó también que las enfermeras a cargo de obtener el consentimiento de las pacientes no hablaban español. 

 

4. Sangre

Otra de whistleblowers. “Sé que tengo sangre en mis manos”, escribió Sophie Zhang, una ex empleada de Facebook, en un memo interno que dio a conocer Buzzfeed el lunes pasado. “He encontrado múltiples intentos flagrantes de gobiernos extranjeros de abusar de nuestra plataforma a gran escala para engañar a su propia ciudadanía (…). Yo, personalmente, tomé decisiones que afectaron a presidentes, y actué en contra de tantos políticos importantes a nivel mundial que perdí la cuenta”. Dio ejemplos de cómo Facebook no hizo lo suficiente para desarticular campañas con bots y perfiles falsos que afectaron la política de Honduras, Azerbaiján, Rusia, Brasil, Bolivia, Ecuador, España, India, Iraq, Indonesia, Italia, El Salvador y Estados Unidos, en muchos casos directamente relacionadas con elecciones nacionales. Zhang estaba a cargo de informar  estas campañas para desactivarlas, y notó que por falta de recursos, muchas veces no se hacía el esfuerzo. “Un gerente de Respuesta Estratégica me dijo que buena parte del mundo era el lejano oeste y que yo era un dictador part-time”, dijo. “Ilustra la enorme presión que sentía”. 

El martes Kim Kardashian anunció que congelaría sus perfiles de Facebook e Instagram (con 188 millones de seguidores) por 24 horas para protestar por la inacción de Facebook contra el discurso de odio, sumándose a la campaña #StopHateforProfit.

Ayer el gobierno de Turquía anunció la creación de un departamento de comunicación estratégica para combatir “propaganda psicológica y operaciónes de percepción”

¿Se considerarán whistleblowers también Tristan Harris, Justin Rosenstein, Tim Kendall y los otros ex ejecutivos de Silicon Valley que protagonizan el documental The Social Dilemma? ¿Dónde está el límite entre whistleblower y arrepentide? 

 

5. Fosfina

El lunes fuimos todes astrónomes. Parece que hay fosfina en Venus, o gas fosfano: moléculas formadas por un átomo de fósforo y tres de hidrógeno, altamente inflamables y olorsas. ¿Quiere decir que hay vida? (no empecemos con a qué llamamos vida). Los memes y mi física del espacio de cabecera Andrea Buccino dicen que no, o al menos no necesariamente (pero podría ser, quizás, quizás, quizás). Leyéndola supe que la investigación fue liderada por la profesora Jane Greaves, y llegué a este hermoso hilo donde la doctora Ximena Abrevaya explica de forma clara y amena el intríngulis: la fosfina suele proceder de la descomposición de materia orgánica (por lo que podría ser indicio de vida), peeero también podría tener otro origen. Vale la pena leer hasta el final, donde un señor no se priva de decirle a esta astrobióloga del CONICET “te paso este otro hilo sobre el tema, por ahí te interesa, es de un astrofísico español”.
 

6. Nitrato de amonio

El jueves, el coordinador antiterrorista del Departamento de Estado de Trump, Nathan Sales, aseguró que Hezbolá está haciendo acopio de nitrato de amonio en distintos puntos de Europa con fines terroristas, a instancias del gobierno de Irán. Afirmó que hay depósitos de nitratos de amonio en Francia, Italia y Grecia, y que la explosión del puerto de Beirut del 4 de agosto, que dejó 190 muertos y 6500 heridos, fue parte de ese trabajo. 

El nitrato de amonio es “una sal formada por iones nitrato y amonio”. Wikipedia avisa: “es un compuesto inestable y suele ser utilizado como fertilizante”. También llamado agroquímico, o agrotóxico.

En Argentina es comercializado por doce empresas, bajo supervisión de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC). Según publica El Norte, entre ellas están YPF, Fabricaciones Militares y Nidera (y otra que se llama Austin Powder S.A.). Hay nitrato de amonio en los puertos de Ramallo y San Nicolás, al norte de la provincia de Buenos Aires. Del otro lado de la frontera con Santa Fe, en Villa Constitución, organizaciones vecinales están en conflicto desde hace años con la empresa Nitron, que se instaló en la Zona Franca, libre de impuestos, a 500 metros de un barrio. Denuncian que los desechos contaminan el aire y el agua; en mayo de 2019, una marcha multitudinaria terminó en represión. En febrero la justicia dictaminó que la empresa incumple las normas de uso del suelo, pero la municipalidad apeló el fallo y el nitrato de amonio sigue ahí, muy cerca de las llamas de los incendios que consumen el delta desde hace meses. Ah: parece que también se está construyendo una planta de nitrato de amonio en el puerto de Quequén, para la empresa PierDoce, a 150 metros de la central termoeléctrica que almacena fuel oil.

 

7. Escazú

El 26 de septiembre cierra el plazo para ratificar el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, o acuerdo de Escazú. Este convenio internacional vincula por primera vez los derechos ambientales a los derechos humanos. Su objetivo es garantizar “los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales (…) contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a vivir en un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible”. No es poco en una región con récord mundial de ambientalistas asesinades por defender los bienes comunes; según la ONG Global Witness, en 2019 fueron 148, más de dos tercios del total global. 

Escazú fue firmado por 17 países y precisa de la ratificación de al menos 11 para entrar en vigencia. Van nueve: Guyana, Bolivia, Uruguay, Ecuador, Nicaragua,  Panamá, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda. En Argentina ya se aprobó en el Senado y hay dictamen unánime para tratarlo en Diputados este miércoles; se espera que se apruebe y que eso impulse a otros países. 

En Chile ya dijeron que no firmarán porque “mezcla temas de derechos humanos con medio ambiente”. En Colombia, que lidera el ranking con 64 activistas asesinades en 2019, el Consejo Gremial rechazó el acuerdo, y la Cámara de Comercio Colombo Americana dijo que “representaría graves perjuicios a la atracción de inversión extranjera”. En Perú, hace una semana fue asesinado Roberto Pacheco, activista contra la minería ilegal. En Brasil, Bolivia y Paraguay se quema el Pantanal el mayor humedal del mundo. Ayer se incendió el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos, en Campana, a 70 kilómetros del Congreso argentino.

 

8. Turmalina

Así se llama la piedra que encontró ayer Yatel, un perro rastreador, en el fondo del baúl de un patrullero de la policía bonaerense. El auto fue registrado porque datos del GPS señalan que el 8 de mayo anduvo por la zona de cangrejales de Villarino Viejo, en los alrededores de Bahía Blanca, muy cerca de donde se encontró el 15 de agosto el cuerpo de Facundo Astudillo Castro. El 30 de abril, la última vez que su mamá lo vio, Facundo llevaba al cuello su turmalina negra. Era un recuerdo del bar de Pedro Luro donde había trabajado durante el verano con sus amigos, Turmalina. Marcos Herrero, el perito adiestrador que llevó a Yatel, dijo que el animal se había “desesperado” con el baúl en una pericia anterior, y que por eso habían pedido otra; esta vez sacaron los asientos y apareció la piedra. Sergio Berni, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires que apoyó varias veces a los policías y el fin de semana pasado acusó a los organismos de derechos humanos de no querer trabajar, todavía no dijo nada.

La turmalina es un mineral del grupo de los ciclosilicatos. Se vende como amuleto de protección, ya que se dice que “limpia el aura, purifica, retira bloqueos y transforma la energía densa en una más ligera”. “Turamali” significa “piedra que atrae las cenizas” en cingalés, la lengua de Sri Lanka, porque tiene propiedades piropiezoeléctricas: bajo presión y al calor, acumula en sus extremos cargas opuestas que pueden atraer objetos ligeros. Por eso, la turmalina se usó en la primera bomba atómica: sirve como sensor para medir la presión. Caramba.

 

9. Humo

“Lo mejor es pensar en la metáfora del humo, pensar que todo el mundo que ves está exhalando humo y tú, como fumador pasivo, quieres respirarlo lo menos posible. Si aplicamos esta regla en cualquier situación, nos damos cuenta de que es mejor quedarse fuera de los sitios, porque el humo se dispersa más. Eso es lo más importante, y también sirve para entender por qué debemos mantener la distancia de seguridad: si estás a unos metros respiras mucho menos humo que si estás cerca. Hay que realizar actividades al aire libre y las cosas que haya que hacer en el interior, que sean en el menor tiempo posible, con la menor gente posible y con ventilación”. José Luis Jiménez, químico de la Universidad de Colorado, explicando el temita del virus y los aerosoles en (¿en?) El Confidencial.

 

10. Semestre

Esta noche cumplimos seis meses del anuncio de aislamiento social, preventivo y obligatorio en toda Argentina por quince días. ¿Qué tal tu primer semestre de cuarentena? ¿Será que mañana empieza el segundo?

No sabemos nada del futuro. Nunca sabemos nada del futuro, pero en general nos olvidamos. Me acuerdo del viral de la parejita que en enero había hecho un excel planificando todo el año. Esta semana Linkedin me mostró un perfil de alguien que se autopercibe “life planner”. En fin. Ya ni sabemos si hay algune diose que se ría cuando le contamos nuestros planes. 

Eppur si muove: dentro de algunas horas empieza la primavera. Para alguna gente está arrancando el año 5781. Los años son convenciones como cualquier otra, pero no viene mal una excusa para porfiar y desearnos, una vez más -con el agua al cuello, con la casa en llamas-, un año bueno y dulce. Shaná tová umetuká para todes, feliz primavera. Empecemos todas las veces que sea posible.