1. Invacunades

Es una traducción fea, lo sé. El original en inglés es “unvaccinated”. Por ejemplo, en esta noticia del viernes: la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), Rochelle Walensky, la autoridad sanitaria del país, dijo “This is becoming a pandemic of the unvaccinated”: una pandemia de invacunades. El dato es que el 97 por ciento de las personas hospitalizadas por COVID actualmente en Estados Unidos no se vacunaron. El epicentro está hoy en Florida, con uno de cada cinco casos; entre otras cosas, por ser puerto de cruceros y no pedir certificado de vacunación. Aquí Bloomberg dice que les invacunades de los cruceros ya son como una segunda clase por el trato que reciben.
En español todavía suena raro, pero ya existe: aquí, La Verdad publica la columna “Los invacunados protestan” (marzo 2021). En El Confidencial se registra desde noviembre pasado. En Twitter funciona también, y como siempre, descubro que circula desde hace mucho más de lo que yo creía.
Por supuesto que “invacunade” es un retrónimo: designa a algo que, por haberse mantenido igual que siempre (que antes), ahora es diferente. Todes éramos invacunades hasta hace poco. Y sin saberlo, como el Jourdain de Molière. Desde fines de agosto, cuando arrancaron estas palabras, registré COVAX (N02P04, septiembre), desigualdad sanitaria (N21P06, enero), semivacunado (N24P05), vacunagate (N25P02) apartheid de vacunas (N26P05, febrero estas tres), certificado digital verde (N31P02, abril), totalmente vacunade (N37P03) apartheid (N38P04, mayo) y vacunación obligatoria (N44P05, julio). Con “invacunades”, por fin, el peso de lo que resulta normal empieza a cambiar de lado.
 

2. Duelo

El miércoles pasamos las cien mil muertes por COVID-19 en Argentina. No es un número fácil de pensar: una cancha de River llena hasta la manija, una Plaza de Mayo completa a rebosar de personas -subidas a los árboles, a la pirámide- que ya no están. Alejandro Bercovich leyó al aire en Radio con Vos esto de Alexandra Kohan que ya me había hecho llorar hace un par de meses. “Jacques Lacan introdujo una novedad en relación al duelo: lo que nos duele no es tanto el objeto que perdimos, sino eso que fuimos para el que perdimos. Ese movimiento que propone puede parecer apocado, chiquito, nada estridente, pero resulta fundamental para que las piezas en la experiencia del duelo se dispongan de otra manera. Lo que fuimos para ese otro que ya no está conforma nuestra más íntima singularidad, esa que no va a poder repetirse en ningún otro lado, en ninguna otra relación. Es ese algo que nos hizo únicos -y no ‘lo único’-, no sólo para el otro, sino para nosotros mismos. Ese algo que fuimos y que se va con el que ya no está.”
Yo siento que perdí parte de mí hasta con gente que traté ocasionalmente, o incluso que nunca conocí en persona. Pierdo parte de mí por el simple hecho de que ya no estén en el mundo. Dice Carina González Monier, citada por Kohan. “Hay gente que existía y hacía algo”. 
La gramática dice que el dolor se experimenta de forma pasiva: tal cosa me duele. Me da la sensación de que esa pasivización complica más las cosas. Dejame doler en activo, a ver si ayuda. Y para eso, duelo: un sustantivo que es un verbo conjugado en primera persona, en presente.
(Dice Kohan que dice Barthes: “No decir Duelo. Es demasiado psicoanalítico. No estoy en duelo. Estoy afligido”).
 

3. Fuente de carbono

Leemos con mis hijas el Diario de Pilar en Amazonas. Les cuento que una vez, hace mucho, yo también viajé por el río en un barco lleno de hamacas, igual que Pilar, y hasta vi un delfín rosado; les hablo del açai y de la selva. Y unos días después, la más chica dice: quiero ir al Amazonas. Se me atraganta la cena. 
Fue, creo, la noticia de la semana. Según publicó el miércoles Nature, el Amazonas, tantas veces llamado “pulmón del planeta”, ahora es una fuente de dióxido de carbono: emite tres veces más del que absorbe. 
Dicen les autores del estudio que este cambio que sufre la selva tropical más grande del mundo está directamente relacionado con la deforestación y el cambio climático. Encontraron que la región que más carbono emite es la parte oriental del Amazonas, la más deforestada y que más incendios ha sufrido. La mayor parte de los incendios son intencionales: buscan desmontar para sembrar soja y criar vacas. La región sureste, que se deforesta desde hace cuarenta años, actúa como una fuente de carbono neta; los incendios reiterados extendieron su estación seca, y la sequía crónica promueve más incendios. Los efectos ya se están viendo en la bajante (N43P07) histórica del río Paraná, que tiene a todo el litoral argentino sufriendo estrés hídrico (escasez de agua para uso doméstico), además de las consecuencias para la industria y el agro. Es tan grave que el gobierno acaba de crear un fondo de emergencia hídrica de mil millones de pesos para asistir a las localidades afectadas.
¿Cómo le digo a mi hija menor que esa selva que le describí, que yo disfruté, quizás ya no exista más? Me da vergüenza; es una falla de responsabilidad intergeneracional (N13P07).  El fin del turismo es lo de menos. Necesito una palabra para los lugares en extinción, no en peligro sino en extinción activa ahora mismo.
Un tuit que ahora no encuentro decía algo así: “Debe haber sido divertido ser veinteañere en los 2000, tenías tiempo de pasarla bien y tener bebés antes de que el mar se prendiera fuego”.
 

4. Fachodesarrollo

“Se ve que Bolsonaros hay en todas partes. Se disfrazan de historiadores, de economistas, de progres. Si nosotros somos los ecoboludos ellos son el fachodesarrollo”. Lo dijo el lunes Marina Aizen, parte de Periodistas x el Planeta, en un furibundo hilo de Twitter donde refuta los ejes del artículo “Salmones en el Riachuelo”, de Roy Hora. Le tira leña al debate que se viene consolidando como “ambientalismo vs. desarrollismo”; no es el planteo ideal, pero al menos mueve un poquito las discusiones sobre modelos productivos. Cierto que “fachodesarrollo” le hace tan flaco favor a la discusión como “ecoboludo” o “ambientalismo falopa”; los insultos clausuran el diálogo. Pero es la primera vez que veo que quedan, por así decir, empatados. 
En la nota de Hora hay una suerte de queja: “La restricción [a las salmoneras (N43P08) en el canal de Beagle] fue calurosamente celebrada en Tierra del Fuego y en las filas de nuestro ambientalismo, y recibió una favorable cobertura periodística”. Como si dijera que el trato no es equitativo, que la prensa tiene favoritismo. Me parece nueva esa percepción (más allá de su condición de verdad). Es posible que sea la primera vez que la prensa mainstream, fuera de medios independientes y autogestivos, le dé relevancia a un tema ambiental más allá de la nota de color. Una lectura obvia es que es la legislatura de Tierra del Fuego la que puso al tema al frente. Durante décadas, les periodistas que cubrían ambiente batallaron para lograr espacio en los medios; muchas veces perdieron por la presión de anunciantes. Recién ahora, con el colapso en la puerta, se les toma más en serio. 
Quizás sea tarde. Puede que estemos llegando al final del debate con los salmones: 
en el río Sacramento, en California, casi todos murieron “debido al anormal calor bajo el agua”, reporta Ana Cabrera de CNN. Nieman Lab dice que la perspectiva climática tiene que ser transversal en la prensa, y vaticina. “Si todavía no sos un periodista del clima, pronto lo serás”.
 

5. Rápido

“La casa que estaba allí, ya no la veo. Había dos casas, no hay nada. Todo ocurrió tan rápido”. Lo dice una mujer en un escenario de catástrofe post inundación, registrada por Sputnik Mundo en este video. ¿En Tartagal? ¿En Haití? ¿En Indonesia? No, en Renania-Palatinado, Alemania (mirá esta foto, y esta). Las inundaciones que desató el ciclón Bernd dejaron, por ahora, 156 personas muertas en Alemania y 27 en Bélgica, además de casas y territorios arrasados en esos dos países, Suiza, Luxemburgo y Países Bajos. Sputnik reporta más de 1300 personas desaparecidas.
Lo mismo escuché en un audio de un testigo del derrumbe del edificio Champlain Towers, en Surfside, Miami: “Todo fue tan rápido”.
Dice la ministra presidenta de Renania-Palatinado, Malu Dreyer: “Con frecuencia nos hemos enfrentado a inundaciones, pero nunca como ahora”. 
Encontré otro video de las inundaciones llevándose un auto, pero cuando fui a mirar, no era en Alemania: era en Falstaff, Arizona. Del miércoles.
Otra vez Hemingway: “Todo sucede de a poco, hasta que todo sucede de repente”.
Les especialistas en cambio climático llevan décadas advirtiendo que estamos llegando al punto de no retorno. Que viene el lobo. Pero quién les escucha.
“Les científiques del clima, impactades por la escala de las inundaciones en Alemania”, tituló el viernes Jonathan Watts en The Guardian. “Me sorprende lo mucho que se ha superado el récord anterior”, dice al Guardian Dieter Gerten, profesor de Climatología de Potsdam. “No solo estamos por encima de lo normal, sino que también hemos empeorado en campos que no esperábamos, como la extensión espacial y la velocidad”.
Daniel Swain, de la Universidad de California, dice que este verano se están batiendo tantos récords que ya no son noticia. “Los extremos que habrían sido noticia hace un par de años parecen poco en comparación con las asombrosas subidas de hace unas semanas. También hemos visto episodios de calor extraordinario en el norte de Europa y en Siberia: un patrón global”. Esta captura de la home del New York Times de ayer lo ilustra.
 

6. Emergencia climática

El artículo de Watts en The Guardian no termina ahí: enumera más fenómenos récord de calor, agua y fuego en India, Pakistán, Libia y Japón. “Acontecimientos que antes se producían cada 100 años se están convirtiendo en algo habitual. El clima anormal es cada vez más normal”, asegura. “Algunos expertos temen que estos golpes recientes signifiquen que el sistema climático ya ha cruzado un umbral peligroso. En lugar de un aumento gradual de temperaturas con un incremento constante de fenómenos extremos, están analizando la posibilidad de una tendencia cada vez menos lineal, más irregular, provocada por los efectos de las sequías o el deshielo en el Océano Ártico.”
A esto, Greta Thunberg lo llama de emergencia climática, y también colapso ecológico (ecological breakdown). En abril, Scientific American titulaba: “Estamos viviendo una emergencia climática, y lo vamos a decir”. Y en la bajada: “Es hora de usar un término que 13 mil científiques consideran necesario”.
“La #CrisisClimática son una sucesión de inundaciones cada vez más grandes que un día simplemente no se retiran. No es que iba a venir un mega tsunami y de repente inundarlo todo, lo siento Hollywood, te equivocaste de nuevo”, tuiteaba Alejo di Risio.
Les negacionistas del cambio climático también se inundan, y odiar a Greta no protege sus autos. Aquí, un gráfico de en qué momento estamos (ups). Aquí, un video un poco golpe bajo para quienes tenemos hijes. El monstruo está acá. Mirá que te come.
“Aquí en Alemania, decenas de personas han muerto en las inundaciones, cientos están desaparecidas, miles han perdido sus hogares. Es devastador”, tuiteó Luisa Neubauer. “Es la crisis climática que se desata en una de las partes más ricas del mundo, que durante mucho tiempo pensó que estaría ‘segura’. Ningún lugar es ya ‘seguro’”. 
 

7. Multiplanetaria

“Inmediatamente después de que las noticias de la noche muestren informes sobre sequías, incendios y olas de calor, publican historias que glorifican a Richard Branson y Jeff Bezos quemando toneladas de combustible para cohetes para jugar en el espacio durante unos minutos como el comienzo del ‘turismo espacial’”, tuiteaba Barbara Banfield en respuesta al tuit de los salmones muertos de calor en el río Sacramento.
No es la única en notarlo. En el artículo “¿Por qué los milmillonarios están tan obsesionados por ir al espacio?”, publicado el viernes en The Guardian, Thomas Moynihan sostiene que esta tecnoelite piensa en la famosa idea del planeta B. “El fundador de Tesla, Elon Musk, sostiene que al convertirse en ‘multiplanetarios’, los humanos podrían obtener una protección ‘a prueba de fallos’ contra los riesgos de extinción o colapso planetario, mientras que Jeff Bezos, de Amazon, habla de ‘salvar la Tierra’. Si la civilización perece en un planeta, estos multimillonarios parecen pensar que tenemos un respaldo en otro lugar”. Ya en 2018, Elon Musk sostenía que “es importante lograr una base autosustentable en Marte (N25P10)” como escenario hipotético ante “una tercera guerra mundial”. En la páginia de Marte del sitio de su empresa espacial Space X, la primera línea dice: “El camino para hacer a la humanidad multiplanetaria”. Suerte con eso. Parece que para Musk, es explorar el espacio o hacer saltar la criptobanca con memecoins (N35P07).
 

8. Fan token

Y hablando de criptopelotazos (N41P01), están cada vez más cerca. “La Liga Profesional de Fútbol anunció este jueves que el nuevo campeonato de Primera División se llamará ‘Torneo Socios.com’ por el acuerdo con la empresa Chiliz, una de las más importantes en el mercado de las criptomonedas”, informó ayer la agencia Télam. “(…) es la extensión del acuerdo que realizó la AFA y Chiliz en mayo con el lanzamiento del Fan Token del seleccionado argentino. Los Fan Tokens son activos digitales coleccionables que los hinchas manejan a través de la aplicación Socios.com”.
¿Alguien dijo criptocoleccionables (N28P01)? Sí, pero no. Entro a Socios.com a leer sobre los Fan Token. “Son activos digitales que representan tu propiedad de un derecho a votar y te dan acceso a ganar recompensas y experiencias exclusivas y específicas de cada club. Los Fan Tokens, como cualquier criptomoneda, son fungibles, o sea se pueden canjear por otros ‘bienes’ como experiencias VIP, productos oficiales, entradas gratis y más.” (Muy maravilloso lo de ‘bienes’). 
O sea que los Fan Tokens son criptomonedas, y también son fungibles. Por lo tanto, no son NFT, criptocoleccionables. Son “acceso a”. A recompensas y experiencias exclusivas y VIP, ajá. En otra página dicen que los tokens permiten “influenciar las decisiones del club” a través de “votaciones”. Están acuñados en la blockchain Chiliz ($CHZ) y se guardan en billeteras de criptomonedas. La empresa dice que quien los compra es “más que hincha, socio”. Qué quedará para quienes pagan cuota en los clubes. 
“Será la primera vez que el torneo argentino se asocie con una marca para el nombre del certamen”, dijo a Télam el presidente de AFA, Claudio Tapia. “La Liga Profesional de Fútbol tendrá un naming muy potente”, dijo su titular, Marcelo Tinelli.
“Con el objetivo de transformar el rol de los fanáticos del deporte de espectadores pasivos a protagonistas activos, Socios.com utiliza la tecnología blockchain para ofrecer a las organizaciones deportivas herramientas eficaces con las que fidelizar y monetizar a sus fans globales”, dice la empresa.
 

9. Etica política

Se me clavan los nombres de quienes mueren en protestas: Víctor Choque, Teresa Rodríguez, Carlos Fuentealba, Darío Santillán, Maximiliano Kosteki, Mariano Ferreyra, Santiago Maldonado, Rafael Nahuel. Apenas los que recuerdo, entre tantísimos. Colombia lleva unas 70 muertes violentas en siete semanas de paro. Y Cuba sumó un nombre esta semana: Diubis Laurencio Tejeda. Duele triple.
Dijo la legisladora estadounidense Alexandra Ocasio-Cortez: “La supresión de los medios de comunicación, el discurso y las protestas son graves violaciones de los derechos civiles básicos. También debemos nombrar la contribución de los Estados Unidos al sufrimiento cubano: nuestro embargo de casi sesenta años. El mes pasado, una vez más, la ONU votó abrumadoramente para pedir a los Estados Unidos que levantara su embargo a Cuba. El embargo es absurdamente cruel y, como muchas otras políticas estadounidenses dirigidas a los latinoamericanos, la crueldad es el punto”. En inglés usa la palabra “embargo”. Qué golpe maestro inventar un método de opresión y ni siquiera darle un nombre en tu lengua.
Dice Javier Franzé en La Vanguardia: “(…) ni la democracia, ni ningún otro orden están hechos todos ellos de su misma materia, comparten rasgos y valores con otros modos de vida. (…) Cuba (…) lleva al extremo la inconmensurabilidad de los valores que componen todo imaginario político. (…) El inconveniente es que no hay modo definitivo de evaluar cuánto anti-imperialismo yanqui compensa el ‘yugo soviético’, ni cuánta pobreza es tolerable para no ceder al bloqueo, ni cuánta dictadura se justifica para mantener la soberanía.
El problema de las discusiones en bucle es que las posiciones condenatorias y apologéticas no quieren reconocer que también ellas están haciendo una cuenta entre bienes y males relativos, es decir, que están pagando precios por afirmar sus valores. En definitiva, que están absorbidas (…) por la lógica de lo político; más precisamente, de la ética política, que obliga a elegir entre valores sin medida común. Cancelar esa cuenta es querer huir de lo político.”
Dice Leonardo Padura: “Creo que los cubanos necesitan recuperar la esperanza y tener una imagen posible de su futuro. Si se pierde la esperanza se pierde el sentido de cualquier proyecto social humanista. Y la esperanza no se recupera con la fuerza”.
 

10. Futuro

“Esto no es una elegía: como dice Javier Franzé, Cuba es un problema para los que sostenemos ideales democráticos. Y sin embargo, los que estamos de este lado no sabemos bien qué hacer con la libertad: ¿libres para qué? Tampoco sabemos bien cómo es eso de la igualdad. Ya nadie piensa en la revolución”, dice Sol Montero en ElDiarioAr.   Retoma un viejo estribillo de Silvio Rodríguez: “Te convido a creerme cuando digo futuro”.   
“Muchos de los jóvenes de la generación de L-Gante son hijos de la asistencia estatal, hijos del emprendedorismo precarizado, hijos de la clase media empobrecida. Son también los que sacrificaron todo con la pandemia: autonomía, clases, amigos, fiestas, intimidad, quizás familiares, seguramente ingresos. Poco saben de la mística del Bicentenario, del cuadro de Videla descolgado en la ESMA, de los superávits gemelos. A ellos, ¿qué los invitamos a creer cuando decimos futuro? (…)
Pareciera que, cuando tiene que hablar del futuro, el gobierno habla con el lenguaje del pasado: no es solo Spinetta, Alfonsín o Litto Nebbia. El gobierno camina hacia adelante mirando hacia atrás. Es el cuarto hermano de la fábula de Silvio: (…) Camina con el cuello torcido, mirando hacia un pasado que nos pisa los talones. (…)
¿Y el futuro? Es un futuro inmunizado. ¿Cuántas escuelas, viviendas, autopistas, fuentes de trabajo se les prometen a los jóvenes? (…) ¿Cuánto consumo, cuánto ocio, cuántas computadoras, y sobre todo: para qué? Estamos de acuerdo: el Apple Store en la 9 de Julio no era un sueño, era una tilinguería. (…) En su lugar, ¿por qué no imaginar una industria no contaminante, potente, de calidad? ¿Un mercado laboral no precarizado, un mínimo suelo de certidumbres? ¿Podemos soñar cosas imposibles? Los avances en materia de género parecían imposibles y ahí están, como una puerta que se abre hacia el futuro y deja entrar rendijas de luz. (…) La melancolía expresa los límites de nuestra época, dominada por un presentismo paralizante, para pensar el futuro.”