5. Criptobowl

Circula el chiste de que las criptomonedas son “el horóscopo masculino” (lo decía El Mundo Today en este video imperdible). Más allá del implícito machista, se araña un fondo de razón: la conversación sobre criptos, que tanto subió el volumen en el último año, es predominantemente de hombres. Me lo marcó hace unos meses Pablo Fisher, y hasta me dijo que venían a reemplazar la charla sobre fútbol en los asados. Parte de ese cruce entre cripto y deporte son los fan token (N45P08).
El domingo pasado se confirmó. “Preparate para el Cripto bowl”, titulaba el New York Times. También el Wall Street Journal usó esa palabra. 
El Super Bowl (“Supertazón”, en castizo), la final de la liga de fútbol americano, es el gran acontecimiento del espectáculo deportivo de Estados Unidos, con más de cien millones de televidentes. Tiene la publicidad más cara del mundo: este año los 30 segundos costaron alrededor de $7 millones. “Hasta el año pasado no había ningún anuncio en el Super Tazón relacionado con tecnología cripto, y la mayoría de la población no tenía idea de lo que era un NFT”, destacaba Yaro Celis su newsletter sobre criptomonedas del 10 de febrero.
“El dinero de Madison Avenue está puesto en las criptomonedas”, decía el Wall Street Journal el 6 de febrero. En el Super Bowl hubo publicidades de las plataformas de exchange Coinbase (con un código QR que llevó tantos clics que hizo caer la app de la empresa), FTX (¡con Larry David!) y Crypto.com (con LeBron James), entre otras. En cambio, Changpen Zhao, el CEO de Binance (N65P01), el exchange más grande del mundo, tuiteó reprobatoriamente el domingo: “La nueva atención es buena para la adopción, seguro. Pero la gente necesita unirse al espacio de la forma correcta”.
“En el pasado, los anuncios de compañías de Internet y de disfunción eréctil inundaban las transmisiones”, asegura el Wall Street Journal. “Ahora, son los exchanges de criptomonedas los que esperan ser conocidos a nivel nacional.(…) El sector es nuevo en los patrocinios deportivos, pero está gastando más anualmente que las aerolíneas, los restaurantes de comida rápida y las empresas de vinos y licores.”