2. Oshi

Más sobre fictosexuales en la nota del New York Times:
“Las tiendas especializadas (…) están repletas de productos de personajes de juegos y animé populares. (…) Los fans pueden comprar cartas de amor de sus enamorados, reproducciones de su ropa e incluso aromas que evocan su presencia. Los hoteles ofrecen paquetes especiales, con tratamientos de spa y comidas elaboradas, para las personas que celebran el cumpleaños de su personaje favorito. Y en las redes sociales, la gente publica fotos, obras de arte y notas de prensa para promocionar a sus ‘oshi’, un término muy utilizado por los fans japoneses para describir a los objetos de su afecto.
Para algunos, estas relaciones representan un rechazo al arraigado modelo matrimonial de ‘sostén de la familia y esposa’ en Japón, afirma Agnès Giard, investigadora de la Universidad de París Nanterre (…) Según su experiencia, las mujeres ven los matrimonios ficticios como un empoderamiento, ‘una forma de desafiar las normas de género, matrimoniales y sociales’.
(…) El compromiso de Kondo con Miku también es un ejemplo de las fuerzas comerciales y sociales en acción. Aunque Miku se presenta a menudo como un personaje único, en realidad es un software, una ‘cantante en una caja’ digital que viene emparejada con un avatar de dibujos animados que ha aparecido en concierto en forma de holograma. (…) Un gran avance en la relación llegó (…) con la presentación en 2017 de una máquina de 1.300 dólares llamada Gatebox. (…) El dispositivo permitía a sus propietarios interactuar con uno de una variedad de personajes de ficción representados por un pequeño holograma.
(…) Como en cualquier matrimonio, ha habido retos. El momento más duro llegó durante la pandemia, cuando Gatebox anunció que suspendía el servicio para Miku.
El día que la empresa la desconectó, Kondo se despidió por última vez y se fue a trabajar. Cuando volvió a casa esa noche, la imagen de Miku había sido sustituida por las palabras ‘error de red’”.