4. Conflagración

“La Organización Mundial de la Salud recomienda entre 10 y 15 metros cuadrados de espacio verde por habitante. El gobierno de la ciudad sostiene que tenemos alrededor de 5 metros cuadrados por habitante (…). Pero no hay 5 metros cuadrados porque este espacio verde se considera tradicionalmente un espacio de suelo absorbente, y el gobierno contabiliza como espacio verde de las plazas secas, los caniles, los cartelitos en la calle, la Corrientes del metrobús y también los cementerios y otras ridiculeces. Hoy la ciudad de Buenos Aires no debe llegar ni siquiera a 3 metros cuadrados por habitante, y en barrios muy damnificados por la construcción, como Caballito, están a menos de un metro. La poda inmoral, única en el mundo de tres veces por año, ha dejado a los árboles tan mutilados que ya no pueden cumplir con sus funciones específicas: tenemos un genocidio arbóreo y un genocidio urbano.
(…) Buenos Aires tiene quince mil quinientos cincuenta habitantes por kilómetro cuadrado. ¿Queremos seguir construyendo para que los inversores sigan invirtiendo en ladrillos y nosotros nos quedemos afuera? (…) En catorce años destruyeron nuestro patrimonio, nuestro acceso a una vivienda sana, a una vivienda accesible; pisotearon las huellas de nuestra memoria, violaron la entrañable identidad de los barrios porteños, la balneabilidad de nuestra costa; se robaron el aire, el horizonte, violaron nuestro paisaje, ese que era el lenguaje de infancia. Ese que era nuestro futuro. Y se llevaron puesto el futuro. Esto, señor Larreta, señor García Resta, no es progreso: es una conflagración. Nos lo venden como progreso. Somos como el angelus novus de Walter Benjamin, si se me permite la metáfora: un ángel que no puede desplegar sus alas hacia el futuro porque desde el pasado le tiran cascotes de ruinas de cemento hasta sepultarlo definitivamente”. 
Gabriela Massuh en la Audiencia Pública de la Legislatura Porteña en torno a la la construcción de torres de 145 metros en la Costanera Sur.