2. White latina

Después del incidente, la misma Anya Taylor-Joy aclaró que se identifica como “white latina” (latina blanca). Variety cambió el párrafo: “Taylor-Joy es la primera latina en ganar esta categoría”. Más sobre white latinas en este show the stand up y este post, los dos a cargo de chicas blanquísimas, tirando a rubias.
Me pregunto cuán blanca hay que ser para calificar como white latina. ¿Natalia Oreiro da? ¿e Isabel Sarli? ¿Shakira llega a white latina, o es demasiado árabe? ¿Y Thalía?
El lingüista Alejandro Raiter usaba en sus clases las frases “madre soltera” y “madre adoptiva” para mostrar que el concepto paradigmático de “madre” incluye los rasgos de casada y biológica. La latina a secas, la que no lleva aclaraciones, no es entonces estrictamente blanca, ni negra, ni asiática. Supongo que el epítome será ¿Salma Hayek? ¿Jennifer López? ¿Sofía Vergara? La misma Taylor-Joy lo tiene claro, según se ve en una entrevista que dio a Vulture en 2018: “Se identifica como Latina, pero dice que es ‘muy prudente’ para hacer audiciones para roles latinos. ‘Soy consciente del hecho de que no me veo como una típica persona latina, y eso no es justo’, dice”. Latina, pero no tanto.
No es por lavarle la imagen a Variety, pero el tema de las identidades está complicado. Sobre todo en Estados Unidos, donde ya hubo personas que se hicieron pasar por afroamericanas. Es un tema muy sensible y es difícil saber cuáles son las palabras correctas; cada vez se hila más fino y hay que tener en cuenta más detalles (la misma vicepresidenta es a la vez afroamericana y asiático-americana). Quizás sería liberador simplemente dejar de obsesionarse con  colores, razas y nacionalidades; cierto que eso desarticularía las políticas de discriminación positiva. Parece que todavía no es una opción.