7. Cannabicultores

El jueves Argentina amaneció con el autocultivo de marihuana para uso medicinal legalizado. El decreto 883/2020 autoriza al INTA, al CONICET y a universidades a cultivar cannabis para investigación, y a pacientes con indicación médica a comprar derivados elaborados en farmacias o laboratorios. Quien no tenga cobertura médica tiene “derecho a acceder en forma gratuita”. Derecho al cannabis. 
El miércoles 4, la ANMAT había autorizado al laboratorio Alef Argentina a producir el primer producto con cannabidiol del país, para tratar la epilepsia refractaria.
La parte más celebrada del decreto es el Artículo 8, sobre el “Registro del Programa de Cannabis” (REPROCANN): registro de “pacientes que acceden a través del cultivo controlado a la planta de Cannabis y sus derivados”, para “obtener la autorización de cultivo para sí, a través de un o una familiar, una tercera persona o una organización civil autorizada”. Esto descriminaliza a miles de cannabicultores que se arriesgaban a hasta quince años de prisión, y abre la puerta a los clubes de cultivo, siguiendo el modelo uruguayo. También regula un mercado informal donde nadie sabía qué compraba ni a qué precio. 
Además, es un guiño a la industria cannábica, que –se pronostica– moverá 90.830 millones de dólares en 2027 y tiene el aval de Kamala Harris (N07P09). Y es un paso hacia la despenalización del “uso adulto” o “recreativo” de la marihuana. En 2019, Sebastián Basalo, editor de la revista THC, contaba 25 mil personas procesadas por tenencia, aunque el fallo Arriola diga que esto es inconstitucional. El mismo número pasó por la Expo Cannabis; ya son 200 los locales para cannabicultores en Argentina. Según este estudio oficial, al menos un millón y medio de personas consumieron marihuana en Argentina en 2017. Podés sumarte a una nueva encuesta nacional organizada por la Universidad de Quilmes y THC.
“Estamos hablando de una planta”, decía en su editorial Alejandro Bercovich. “El mercado ya está regulado, pero ilegalmente”.