4. Magnilocuencia

“Con esa libertad para la comparación violenta y la metáfora churrigueresca que jamás veremos subejecutada en el lenguaje de la prensa y la Casa Blanca demócratas, el Washington Post ha publicado el viernes que el borrador del fallo de la Corte Suprema sobre el aborto es como el 11 de septiembre”, decía Alfredo Grieco y Bavio en su Panorama de las Américas del sábado 14, en ElDiarioAr. “En la escalada de EEUU y de la UE en la guerra de Ucrania, una flamígera retórica bélica está en la vanguardia. Las figuras retóricas vuelan más veloces que los tanques o drones o misiles último modelo hasta la línea de fuego. También son incendiarias, y la conflagración que encienden es universal. Los medios y los liderazgos occidentales ya no se retienen y han entrado de lleno en su período de alto barroco. La exageración y la hipérbole ya no significan desvíos altisonantes. Hoy son la sintaxis de la conversación. La diplomacia de Washington y Bruselas, por no hablar de Varsovia o Londres, es sostenidamente grandilocuente: ya no sabe cómo prescindir de ‘atrocidades’, ‘masacres’, ‘delitos de lesa humanidad’, ‘crímenes de guerra’, ‘genocidio’. Parece un punto de no retorno. Con un genocida no hay negociación de paz. Hay que ganar la guerra contra el genocida. Como contra Trump, contra la Corte Suprema.
(…) Hay que admitir que la escalada de magnilocuencia política militante demócrata conoció un primer foco ígneo mayor apenas se conoció la victoria de Trump sobre Hillary Clinton en 2016. Y en noviembre de 2020, después del triunfo de Biden sobre el republicano que perdió su reelección, la novelista Joyce Carol Oates publicó en el Times Literary Supplement que los festejos del candidato demócrata victorioso sólo tenían parangón con las celebraciones que siguieron al triunfo aliado al fin de la Segunda Guerra Mundial.
(…) ¿Cómo preferir negociar, conceder con Putin? (…) No se puede negociar con un criminal de guerra, un genocida. Si Putin es el nuevo Hitler, y Moscú la nueva Berlín, lo único que se puede hacer es arrasar el nuevo Reich y obtener su rendición. Incondicional, como en 1945.”