4. Azov

“Así de bien va la ‘desnazificación’ de Putin. Sorpresa? 0. La guerra siempre potencia a los más radicales”, tuiteaba el lunes Ezequiel Kopel. Mostraba un tuit de Aris Roussinos con un video que mete miedo: “Movilización de Azov en Dnipro, video de reclutamiento de Azov Telegram. Según videos recientes, Azov parece haberse expandido rápidamente en las últimas tres semanas, incluidos dos nuevos batallones en Kharkiv y una unidad de defensa local en Ivano-Frankivsk.”
Tuve que salir a buscar “Azov”. Y sí: “El Regimiento Azov es una unidad militar de extrema derecha de voluntarios neonazis ​de Ucrania, y varios países entre los que destacan los de nacionalidad croata,​ que pertenece a la Guardia Nacional de Ucrania,​ una fuerza de reserva de las Fuerzas Armadas de Ucrania que está bajo jurisdicción del Ministerio del Interior”, dice la Wiki. “Cuenta con importantes redes financieras, como el oligarca ucraniano del sector eléctrico Ígor Kolomoiski.​ En 2018, el Congreso de EE. UU. aprobó un proyecto de ley de asignaciones que prohibía la ayuda militar a Camp Azov debido a su ideología de supremacía blanca. Tiene su sede en Mariúpol, en la costa del mar de Azov (…).​ Está compuesto en su mayoría por voluntarios de organizaciones y partidos de extrema derecha como Pravy Sector, Svoboda y otras”
“Desde sus inicios, Azov tiene ideales nazistas y su logo Wolfsangel, ocupado inicialmente por las SS, da cuenta de ello”, se cuenta en La Tercera. “Es un mosaico de jóvenes cautivados por la ultraderecha, nostálgicos de la Alemania hitlerista, barrabravas de clubes ucranianos, todos amalgamados ahora para defender su territorio de las tropas enviadas desde Moscú”, dice Gustavo Veiga en Página 12.
Michael Colborne, autor de From the Fires of War: Ukraine’s Azov Movement and the Global Far Right (2022), decía ya en 2018 que Ucrania tenía un problema neonazi que nadie quería mirar.
Esta viñeta me sacó una mueca. “Estos simpáticos calvos luchan por la libertad de Ucrania”.