4. Wordle

“Wordle es la masamadre de omicron”, tuiteó la semana pasada Emily Coleman. Me reí. En un estante de la cocina todavía está la mancha que dejó la masamadre una noche en que le dio finalmente por levar, en abril de 2020. 
Todo va tan rápido que siento que Wordle ya es un términio viejo. En el negocio de las palabras no te podés tomar un par de semanas de vacaciones que se te pudre la mercadería. Sabrás disculpar.
Wordle es un juego tan ñoño que encaja perfecto tanto en el invierno de ómicron como en el verano: funciona en el encierro con estufa y con aire acondicionado. Su mito de origen fue publicado por el New York Times como “Una historia de amor”: cuentan que “un ingeniero de Brooklyn lo creó para su pareja”. Lo simpático es que justo justo se apellidaba Wardle, así que era cuestión de cambiar una letrita nomás para tener el nombre listo. Otra que palabra-valija (N68P08).  
Su juego pasó de tener 90 jugadores el 1 de noviembre a 300 mil el 2 de enero y dos millones diez días después, según The Guardian.
““Creo que la gente como que aprecia que hay esta cosa en línea que simplemente es divertida”, dijo Wardle. “No intenta hacer nada raro con tus datos o tu atención. Solo es un juego divertido”. No es una cuestión menor. Me recuerda a la idea de User First Software (software que priorice al usuarix) que impulsa Lucas Dima, el creador del anarchivo de diezpalabras. A primera vista, Wordle parecería cumplir con las propiedades propuestas por Lucas: es disfrutable, es transparente, no tiene avisos ni trackeo ni spam (creo, espero). Lo único que sí tiene es esa insistencia a publicar en redes sociales. Leo que se sumó en diciembre, “para que los jugadores pudieran presumir sus victorias de modo que no arruinara la respuesta del acertijo”.
Ah: la versión en español salió “en dos tardes”, según cuenta el programador colombiano Daniel Rodríguez en Xataka. Él no lo menciona, pero es obvio que gozó de la libertad de copiar y versionar libremente el juego, sin condicionamientos de propiedad intelectual de ninguna índole. Fair play.