9. Conticinio

Esta me la regaló Pablo Paladino. Dos veces me la regaló, porque la primera la dejé pasar. 
“conticinio
Del lat. conticinium.
1. m. p. us. Hora de la noche en que todo está en silencio.” (DLE RAE)
“Se deriva de la raíz de los verbos conticere y conticēscere (callarse, guardar un silencio completo), prefijados con con- (globalmente, completamente) y tacere (estar callado)”. (Etimologías de Chile).
Durante la larga oscuridad del COVID me acostumbré al ejercicio de esta cartita semanal. Fue ocupando progresivamente el final del viernes,el sábado a la mañana, el sábado completo; varios meses logré mantener el límite simbólico de la medianoche (la llamé entonces Cenicienta). A partir de mayo, se desbordó e invadió por completo la noche del sábado, incluso hasta el alba. Total, qué otra cosa tenía para hacer, ¿no? Fue mi fiebre de sábado por la noche fuera de cuadro, viaje al fin de la noche cerrada, encerrada. Mi noche en vela en teclas. Muchas veces se me cayó el codo sobre el teclado (después hay que borrar lo que escribe el codo). Me enojé, otra vez, porque estoy grande y caerme de sueño no es plan. Redescubrí los ciclos: que después de un rato te despabilás y todo fluye un poco mejor. Alguna alegría secreta habré encontrado en esta nocturnidad (N19P09)  enfrascada. 
En el conticinio, cuando (si) logro soltar el ruido, cada palabra encuentra su lugar. En ese silencio vuelve un poema de mi papá: 
En medio de la noche 
viene mi padre a visitarme. 
Quiere saber si en verdad terminó 
la guerra, cuánto lloró mi madre su partida, 
si conservo la parker y otras cosas 
de no menos incierta valuación. 

Me acuerdo también de “Nadar de noche” (N42P09), ese otro mismo diálogo sin piel que solo puede darse en el conticinio. Cuando murió Forn le conté a mi papá de esa coincidencia temática con el cuento. No lo había leído. 
Pero no inventamos nada. El conticinio ya estaba ahí antes de Hamlet.
Hasta que termines no va a amanecer.
Cada quien con sus fantasmas.