7. Barcos

Y acá es donde se pone interesante el chiste de “los argentinos llegamos de los barcos”. Me puso a pensar en qué hizo tan inaceptable una frase que era completamente aceptada en 1982, en boca de un cantante cercano al campo popular como es Litto Nebbia; tan instalada que el mismo disco se llamó “Llegamos de los barcos” (y su arte de tapa es completamente literal). En 1982 era una frase simpática. La doxa. Cada 12 de octubre se festejaba el Día de la Raza (blanca). Me acuerdo del Quinto Centenario, en 1992; de los movimientos todavía contraculturales que decían “no hay nada que festejar”. Recién en 2010 un decreto cambió el nombre del feriado por “Día de la Diversidad Cultural”
Creo que lo peor de la frase del presidente fue mostrarlo desorientado respecto del cambio cultural. Porque -según se vio en sus “disculpas”, sorry not sorry– parece no haber entendido a qué vino tanto escándalo. Quedó en orsai, un poco como De la Rúa sin saber por dónde se sale del estudio. Como alguien a quien le movieron el paradigma bajo de sus pies. Dice Ezequiel Gatto que es una muestra de “un discurso que encuentra su límite, que ya no se escucha como se escuchaba”: el de la Argentina blanca (N28P03), europea, inmigrante. Cuando los sectores más conservadores salen a repudiar ese sentido que ya no es común, algo ha cambiado. 
Decía Víctor Heredia por radio el jueves, sobre Nebbia: “Fuimos educados en esa idea de país inmigrante”. Visto desde hoy, eso también es porteñocentrismo (N39P01). Propuso pasar “de la Madre Patria a la Patria Madre, la Matria (N15P06)”.
Dice Gatto: “Se expresa también que los racismos operan mucho más allá del espectro ideológico de derecha”. Ezequiel Adamovsky explica que la idea de la Argentina blanca “fue patrocinada por el Estado durante todo el siglo XX y tiene un gran arraigo”, desde Bartolomé Mitre, Sarmiento y José Ingenieros. “Como todas las ideologías, la de la blanquitud permea la conciencia en mayor o menor medida de todas las personas”.