4. Escape inmunológico

Qué nombre para banda punk, ¿eh? Lo que más me asusta de la variante Delta -a mí, especialista en nada- es el detalle de que aumenta las hospitalizaciones aun entre personas vacunadas con primera dosis. Es decir, que tiene escape inmunológico o antigénico: que “el sistema inmunológico de un huésped, especialmente de un ser humano, es incapaz de responder a un agente infeccioso, o en otras palabras, que el sistema inmunológico del huésped ya no es capaz de reconocer y eliminar un patógeno como un virus”, dice la Wiki. Parece que en cada mutación (N27P10) el SARSCoV2 se hace más resistente. “Una nueva amenaza potencial: variantes que podrían eludir la respuesta inmunitaria humana. Estos ‘escapes inmunológicos’ podrían significar que más personas que han tenido COVID-19 siguen siendo susceptibles de reinfección, y que las vacunas probadas pueden, en algún momento, necesitar una actualización”, avisaba la revista Science en enero.
“Hay pruebas emergentes de la reducción de la neutralización de algunas variantes del SRAS-CoV-2 por parte del suero postvacunación; sin embargo, se requiere una mayor comprensión de los correlatos de la protección para evaluar cómo esto puede afectar a la eficacia de la vacuna”, dice este paper que publicó Nature el martes.
“La variante Delta es tan mala para la neutralización de anticuerpos como la variante Beta #B1351 de Sudáfrica. La primera dosis sola tiene un efecto muy pequeño – se necesitan 2 dosis, pero es más débil contra Delta”, tuiteaba ayer Eric Feigl-Ding. En este hilo muestra gráficos tomados de un estudio publicado el miércoles por The Lancet que ilustran cómo baja la neutralización del virus de las vacunas ante la variante Delta. 
¿Por qué siguen abriendo en el Reino Unido? “Abrir es popular. Los muertos no votan”.
Así que con calma y regulando la energía.