1. Cráter

Un cráter de cincuenta metros de profundidad se abrió en Siberia. Los geólogos sostienen que es el más grande de los 17 que surgieron desde 2014. Las fotos son impresionantes. Los describen como “cavidades saturadas de gas metano a alta presión en el permafrost”, que se forman cuando la capa de hielo se descongela. Primero la presión del gas genera una suerte de montículo que llaman hidrolacolito, o pingo; lo nuevo es que ahora, con la falta de hielo, los pingos explotan. Según el Siberian Times, una mujer que pasó por el hoy “cráter de Seyhaka” unas horas antes de que se abriera, en 2017, reportó que había movimientos geológicos, “como si la tierra estuviera respirando”.

Dice la BBC que dice la prensa rusa que estos cráteres permiten mirar “al pasado, al presente y al futuro”. Exponen registros geólogicos de 200 mil años, e incluso han aparecido fósiles de mamuts. Y a la vez, su crecimiento funciona como alerta sobre el impacto del cambio climático. Vasily Bogoyavlensky, de la Academia Rusa de Ciencias, dijo al Siberian Times que la aparición de estos agujeros se relaciona con “la extracción de gas de las vastas reservas de Yamal y el cambio climático”, acelerado por la rápida deforestación de Siberia desde la década del 60. Asegura que hay más de 7100 pingos en la zona, de los cuales un 5 o 6 por ciento -unos 400- son como “bombas de tiempo”. Están estudiando la posibilidad de “drenar” el gas para evitar tragedias.

Yamal es el nombre de la península donde se encuentran, el gran reservorio de gas de Rusia, explotado por la compañía nacional Gazprom. Ya mal. En la lengua del pueblo nenet, originario de la zona, significa “fin de la tierra”. No sabemos si será en sentido espacial o temporal.

El permafrost se descongela. O sea que de perma, nada; ya no se puede confiar ni en las palabras. Saludos a Pandora.